El uso de interruptores de atenuación no solo ahorra energía, sino que también extiende la vida útil de las luminarias. Reducir los niveles de voltaje disminuye la generación de calor, que es una causa principal de la degradación de las bombillas. Los estudios indican que las bombillas LED e incandescentes atenuadas pueden durar hasta un 50% más en comparación con el funcionamiento a plena potencia.
Una vida útil más larga de las bombillas reduce los costos de mantenimiento y la frecuencia de reemplazo, lo que proporciona ventajas financieras y operativas. Esto es particularmente valioso en espacios comerciales con grandes instalaciones de iluminación.
Un centro de conferencias implementó interruptores de atenuación para todos sus salones de eventos. Como resultado, los reemplazos de bombillas se redujeron en un 40% anual, lo que disminuyó los costos de mantenimiento y minimizó las interrupciones durante los eventos.
Al proteger las inversiones en iluminación, los interruptores de atenuación ofrecen eficiencia de costos y confiabilidad a largo plazo para hogares, empresas e instalaciones públicas.